Vivimos unos tiempos convulsos de enorme inestabilidad, marcados por conflictos bélicos abiertos a nivel global; de los cuales, a nivel europeo nos vemos más afectados por la guerra de Ucrania y la masacre y destrucción de Israel en Palestina.
La vuelta de Donald Trump al Gobierno de Estados Unidos, acercando posturas con el régimen autoritario de Rusia y otros gobiernos o partidos autoritarios de Europa y mostrando hostilidad y menosprecio hacia el proyecto de la Unión Europea, intentando sabotearlo, tanto desde dentro como desde fuera, está introduciendo nuevos factores de desequilibrio mundial y desconfianza en las relaciones de la UE y otros países europeos con EE.UU.
Ante esta situación, la Unión Europea y los países que la integran, han reaccionado impulsando medidas de aumento del gasto armamentístico, sin mucho debate o sin barajar otras opciones para garantizar la paz y la seguridad europeas. A su vez, los líderes políticos están lanzando mensajes con relatos de amenazas ficticias que no se han producido o con fabulaciones de peligros de invasión por enemigos inexistentes, con la intención de convencer a la ciudadanía de la necesidad de aumentar considerablemente el gasto para rearmarse. Incluso hablando sin ningún pudor de una III guerra mundial, banalizando las enormes consecuencias en vidas humanas y destrucción que tendría.
Úrsula Von der Leyen, Presidenta de la Comisión europea, ha propuesto a los estados miembros el 4 de marzo, movilizar 800.000 millones de euros para aumentar los gastos en defensa y ya se está trabajando en lo que han bautizado con el nombre “Plan rearmar Europa”. Con declaraciones de que el 2% del PIB en gastos militares de los países será insuficiente, que habría que aumentarlo por encima del 3,5% del PIB o más. Hablando incluso, de eliminar las obligaciones de los países de cumplir las reglas fiscales de gasto recogidas en el “Pacto de Estabilidad” vigente en la Unión Europea, si es para aumentar el gasto en armamento. Y contemplando medidas de mutualización del endeudamiento para gastos militares, respondiendo los estados de forma conjunta.
En Alemania, que acaba de celebrar unas elecciones federales el pasado 23 de febrero, cuando todavía no hay acuerdo para formar Gobierno; los partidos Cristianodemócrata (CDU); Socialdemócrata (SPD) y Los Verdes, han llegado a un acuerdo para reformar la Constitución, para dejar fuera de la regla de freno de la deuda, el gasto en defensa que supere el 1% del PIB.
Resulta curioso, que los límites de gasto recogidos en el “Pacto de Estabilidad europeo” no se modificaran en la crisis económica y financiera de 2008-2011, obligando a los países (mayoritariamente del sur de Europa), a recortar en gasto social y servicios públicos, sin importar el sufrimiento que causaba a la población, para priorizar el pago de la deuda al bienestar de su ciudadanía. Y sin embargo ahora, sea posible modificar las reglas financieras de gasto y endeudamiento sin mucho debate ni discusión.
El Presidente del Gobierno Pedro Sánchez, afirmó el 7 de marzo, que está dispuesto a hacer «un esfuerzo» para que el gasto en Defensa de España alcance el 2% del PIB antes del año 2029, fecha prevista en un principio. Y el 13 de marzo, tras la ronda de reuniones con los representantes de los Grupos Parlamentarios, declaró, que el aumento del gasto no va a recortar “ni un euro” el gasto social, abriendo la posiblidad de que este incremento no tenga que votarse en el Congreso.
Según datos del INE, el gasto en Defensa de España en 2024, fue de 19.723 millones de euros (ME), el 1,28% de un PIB de 1.540.000 millones de euros. Por tanto, para alcanzar el 2 % del PIB, habría que aumentar el gasto hasta un total de 30.800 (ME), lo que supondría 11.077 (ME) más que en la actualidad.
La subida hasta el 3,5% del PIB, que la UE y otras instancias están sugiriendo supondría 53.000 (ME), (Habría que incrementar el gasto en 33.277 (ME). Y de aceptar la exigencia de Trump y la OTAN de llegar hasta el 5% del PIB, 77.000 (ME), el incremento sería de 57.277 (ME).
Para hacernos una idea de la repercusión que puede tener un aumento del gasto en armamento de 11.077 millones de euros (de momento); sobre las condiciones de vida de la ciudadanía en general; comparemos esa cifra con las cantidades destinadas en 2024 a partidas y servicios públicos que afectan más a pensionistas y personas mayores: El gasto destinado a Pensiones No Contributivas (PNC) y otras prestaciones sociales, fue de 2.808 (ME), el gasto total en Complemento a Mínimos, para compensar las pensiones más bajas del Sistema contributivo Público ascendió a 7.261 (ME), el gasto en el Ingreso Mínimo Vital fue de 4.193 (ME) y el gasto total en la Atención a las personas en situación de dependencia fue de 11.521 (ME).
A otros servicios públicos en general se destinaron 8.412 (ME) para Agricultura, Pesca y Alimentación, 9.801 (ME) a Industria y Energía y 12.578 (ME) a Transporte e infraestructuras.
Se nos dice desde el Gobierno, que el aumento del Gasto militar, no va a suponer recorte en “partidas sociales”. Cuestión esta, difícil de creer, porque siempre ha sido así y como muestra lo anunció Mark Rutte, el Secretario General de la OTAN, que abiertamente y sin esconderse, declaró en una rueda de prensa el 4 de diciembre de 2024: «Los ciudadanos de los Estados miembros de la OTAN deben aceptar hacer sacrificios, como recortes en sus pensiones, sanidad y sistemas de seguridad, para aumentar el gasto en Defensa y garantizar la seguridad a largo plazo en Europa», «Hay que cambiar a una mentalidad de guerra y acelerar la producción y el gasto en Defensa. El 2% por ciento es insuficiente. Hay que pasar al cinco por ciento para disuadir a posibles adversarios».
Además, en el caso poco probable de que el aumento de los gastos militares no supusiese disminución en las partidas destinadas a gastos sociales, ¿de dónde iba a salir ese dinero extra que va a gastar el Estado español?, de un aumento de los impuestos o de aumento del endeudamiento.
En ambos casos, supondrá una rebaja en las condiciones de vida de la ciudadanía y en el caso del endeudamiento, el incremento de las obligaciones de pago de deuda e intereses supondría hipotecar el futuro de las nuevas generaciones y dejar congeladas las partidas destinadas a gastos sociales, privándolos de la posibilidad de la mejora que tanto necesitan.
No se puede entender, cómo ahora se puede aumentar el gasto en Defensa sin estar aprobados los PGE de 2025, cuando hace poco tiempo se nos decía que no se podían aumentar por ejemplo, las partidas dedicadas a la Atención a la Dependencia, porque no estaban aprobados los Presupuestos.
¿Cuantas personas pueden ser atendidas para eliminar las interminables listas de espera de la Atención a la Dependencia, sólo con esos 11.077 millones de euros que se pretende aumentar en un principio los gastos en armamento? ¿Cuanto se podrían mejorar las pensiones mínimas o las Pensiones no Contributivas? Y la Sanidad Pública, la Educación Pública, el IMV, las becas, etc.
Aumentando el gasto en arsenales militares y deteriorando salarios, pensiones, sanidad, educación y servicios sociales en Europa, no va a disipar el peligro de una guerra. Al contrario, ocasionará insatisfacción en la ciudadanía y las clases trabajadoras y populares de los países que van a sufrir las consecuencias de los recortes; creando las condiciones para el crecimiento de los partidos autoritarios de extrema derecha en Europa, con mensajes de odio y enfrentamiento entre los pueblos.
No es cierto que, el rearme de Europa vaya a eliminar la posibilidad de una guerra con Rusia, ni tampoco que lo que se pretende sea defender nuestros valores, el Derecho Internacional, los Derechos Humanos, la libertad y a los más débiles. En ese caso, la actitud europea hubiese sido de exigencia a Israel y denuncia del Genocidio que está cometiendo con el pueblo Palestino en Gaza y Cisjordania. Y sin embargo Europa está callando o lo que es peor, apoyando a Israel.
La disminución del peligro de guerra, y la seguridad en Europa sólo puede venir de emplear los recursos públicos en planes comunes de inversión en mejores servicios públicos, que reduzcan las desigualdades, en protección de las personas más desfavorecidas, en la defensa de unas condiciones económicas y de vida dignas y cada vez mejores para las amplias clases trabajadoras y populares.
No se trata de una propuesta ingenua. Sólo creando un horizonte de futuro mejor y de progreso para la ciudadanía de los estados europeos, fomentando las relaciones de cooperación y fraternidad entre estados vecinos, ayudando en caso de catástrofes, se crean vínculos y conciencia de comunidad entre los pueblos y se puede conseguir el apoyo de la gente aun proyecto común en paz.
La ciudadanía europea y de España, ha demostrado que está concienciada con la paz y con las políticas antibelicistas. Sin embargo, los líderes políticos, no están explorando negociaciones que conduzcan a un alto el fuego y creen las condiciones para la paz en Ucrania y Palestina.
La lucha por la paz es más necesaria que nunca. No podemos permitir que este aumento de mensajes belicistas nos conduzcan a un camino sin salida, de rearme, odio y creación de las condiciones para una guerra, en la que siempre pierden los pueblos y las clases más desfavorecidas.
Desde el Movimiento Andaluz en Defensa de las pensiones Públicas (MADPP), creemos que ha llegado el momento de movilizarse, coordinando pensionistas, trabajadores, clases populares, organizaciones de todo tipo y toda la ciudadanía de España y de Europa que está en contra de la guerra, para demandar que el único camino para garantizar la paz es negociando, mediando, creando condiciones para conversaciones entre beligerantes y no aumentando los artsenales militares. Es el momento de exigir que se pongan a trabajar urgentemente para conseguirlo.
Nuestra organización y nuestras Plataformas de Pensionistas estamos convencidas que ese es el único camino y desde hoy vamos a trabajar para que se construya la paz.
Andalucía 24 de marzo de 2025
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